En los umbrales de la historia cuenta una leyenda que una diosa lloraba por la tristeza del amor y de esa tristeza derramaba lágrimas sobre el océano Pacífico y allá donde caían se fueron formando islas del grandioso imperio del sol naciente Japón.
El origen o el significado de la palabra samurái es el que sirve o servidor.
Sus orígenes se remontan al sigo X donde se cree que se les aplicaba el término samurái a los sirvientes de las casas que cuidaban de los ancianos pero que finalmente acabó derivando en élite militar la cuál fue cogiendo importancia en los periodos de guerra.
Los samuráis eran guerreros que no ambicionaban la riqueza y solo querían servir a su señor, a su daimio que era el soberano feudal más poderoso del país.
Eran guerreros muy orgullosos y su mayor honor era morir en el campo de batalla, en el siglo VI cuando llegó el Budismo a Japón los caballeros samuráis se aferraron a él en busca del zen, el auto análisis, la iluminación y la virtud.
Los primeros samuráis no reflejaban su fuerza en la katana, un sable de filo único y curvado, sino en el arco combatiendo a caballo.
Cultura samurái
Dentro de la milenaria y rica cultura japonesa hoy nos ocupa la cultura samurái. Desde su historia de guerreros y múltiples costumbres hasta sus muy arraigados principios reflejados en el Código del Samurái que representaba el camino y estilo de vida a seguir, recorramos algunos aspectos importantes en la cultura samurái.
En su historia militar, la jerarquía estaba representada en primer lugar por el Emperador, luego los shogun y finalmente los samuráis. Los samuráis eran los protectores del Shogun. A éste último le debían lealtad y honor.
Los samuráis hacen su aparición en el siglo X y cobran mayor fuerza como guerreros en el siglo XII cuando concluyen las Guerras Genpei. En esa época fue instaurado en Japón un gobierno militar bajo la figura del shogun, es decir, el comandante en jefe cuyas tropas eran compuestas por samuráis. Por aquel entonces, el Emperador, figura que regía los destinos del país, pierde su poder y pasa a ser un espectador de toda la vida política del país.
En la historia del Japón surge el periodo conocido como Sengoku. Un periodo marcado por las luchas de poder entre los diferentes clanes existentes en el país. Este periodo fue vivido como un “periodo de los estados de guerra” y por lo tanto, fue un tiempo de mucha inestabilidad en el país. El poder y liderazgo de los militares se extendió durante los tres periodos de shogunato o épocas en las que dominaron estos guerreros protegidos por los samuráis. No fue hasta el siglo XVII cuando un poderoso samurái llamado Tokugawa Ieyasu, y quien además era un terrateniente, cuando el shogunato comienza a perder poder. Este samurái es nombrado shogun y comienza a luchar para que se reduzcan los privilegios y la condición social de la clase guerrera. En ese período Ieyasu instaura el rango menor de los samuráis llamado ashigaru. Se dieron lugar a diferentes reformas y leyes que hicieron que los samuráis perdieran sus posesiones y poder al instaurarse la Ley que prohibía los combates de armas. Este proceso conflictivo y difícil terminó progresivamente con la desaparición de esa clase guerrera. Surge, además, el periodo conocido como la Restauración Meiji que consistió en una serie de sucesos que desencadenaron en reformas políticas y sociales en Japón durante el siglo XIX. El Emperador vuelve a ser la figura que rige al Japón. Se inicia el periodo que abre las puertas a la modernización e intercambios y empieza a desaparecer la imagen del samurái.
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La Cultura Samurái y el culto por la espada
Al seguir la evolución histórica de Japón, podremos notar que los samuráis se organizaron en clanes y esto creaba tensiones y guerras entre ellos. Los más poderosos eran los Minamoto y los Taira, y con el paso del tiempo debían encontrar armas más poderosas para su defensa. Al principio, el uso del arco y flecha era común. Sin embargo, se fue dejando de lado y se le dio paso a la espada. De esta manera, comenzó un culto por esta arma. Este periodo es lo que se conoce como la Edad de la Espada.
«Piensa a la ligera de ti mismo, y con profundidad del mundo´´ Miyamoto Musashi
El alma, la vida del samurái era su espada. A ta le rendían un culto especial con respeto y veneración. Se constituyó así en una de sus posesiones más valiosas. Un samurái nunca se desprendía de sus espadas. Al nacer un hombre, y si se sabía estaba destinado a ser samurái, se le colocaba una espada en su cama, incluso dormían con ellas. Los samuráis eran los únicos a los que se les permitían llevar armas. Estos siempre llevaban sus espadas ceñidas a la cintura. Eran dos espadas. Una más larga, llamada katana, y una más corta llamada wakizashi.
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La vivienda de los samuráis
Los samuráis vivían en casas de madera. Los techos de las mismas estaban cubiertos de paja. El tamaño de la vivienda dependía de su rango como samurái, y de la riqueza con la que contara. Estas viviendas solían tener paredes interiores con paneles móviles. Las paredes exteriores, generalmente eran de bambú. El suelo era de madera. La decoración interior de sus casas era muy sencilla. Por otro lado, las casas de los samuráis más acaudalados, o de mayor rango militar, estaban rodeadas de un muro. Contaban, además de un patio, casas anexas para sus guerreros, y de establos para los caballos. El patio solía tener un bonito jardín, el cual podía tener distintos aspectos, dependiendo del gusto de su propietario.
Forma de vida
Hay mucha gente que desea conocer y seguir la filosofía sobre la vida que tenían los grandiosos guerreros samuráis pero no solo a la hora de vivir sino también a la hora de morir.
«La victoria de hoy es sobre tu yo de ayer, la de mañana será sobre un hombre diferente´´ Miyamoto Musashi